jueves, 30 de junio de 2016

CAMBIO DE ESCENARIO

Ave María...

"Yo te mostraré el camino del Cielo"
Como sabéis, en el Hemisferio Norte, estamos en verano y estos meses de julio y agosto son especiales, porque para muchos comienza una nueva etapa.

Esta entrada está dedicada principalmente para todos aquellos que, a partir de septiembre, continuarán su misión en otro sitio. Me refiero a los sacerdotes y consagrados que han sido enviados a sus nuevos destinos.

Tomémoslo como es en verdad: un cambio de escenario, pero con la misma misión de llevar el Amor de Cristo allí donde Él quiera manifestarse a través vuestro.

Las "ovejitas" que el Señor os ha encomendado, necesitan de vuestra entrega generosa y fiel. No importa si es en un pueblecito de 2000 habitantes o 10 millones. No importa si seréis reconocidos públicamente o vuestras vidas se desenvolverán en el más absoluto anonimato (para el Señor no sois anónimos). Esas ovejitas que Él os ha encargado, son las que serán salvadas por Su Presencia, la que portáis cada uno con vuestra entrega como el Señor Jesús, hasta el extremo.

De la misma manera que la fidelidad y entrega por las almas del Cura de Ars  (y de los demás santos), así también el Señor quiere que cada sacerdote, cada consagrado, en fin, cada cristiano, sea una "copia viva", un Evangelio encarnado". "Quien dice que permanece en Él, debe vivir como Él vivió" (1 Jn 2,6)

Y para terminar esta pequeña entrada, sólo quiero transcribir lo que he leído en un folleto sobre la confesión:  

"Para tener frutos 
en nuestro apostolado, necesitamos:

ORACIÓN, SACRIFICIO, TESTIMONIO Y PALABRA: EN ESE MISMO ORDEN"


"El que quiera ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, cargue cada día con su cruz y luego me siga" 

"Porque el que quiera ganar su vida, la perderá, pero el que la pierda por amor a mi, la ganará"

"Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos"

"Corramos en la carrera que nos toca, sin retirarnos, fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe: Jesús, que, renunciando al gozo inmediato, soportó la cruz, despreciando la ignominia".

"Anunciad a todos los hombres la palabra de Dios que vosotros mismos habéis recibido con alegría. Meditad la ley del Señor, creed lo que leéis, enseñad lo que creéis y practicad lo que enseñáis. Que vuestra doctrina sea un alimento sustancioso para el pueblo de Dios; que la fragancia espiritual de vuestra vida sea motivo de regocijo para todos los cristianos, a fin de que con la palabra y el ejemplo construyáis ese edificio viviente que es la Iglesia de Dios."

 “Recibe la ofrenda del pueblo santo para presentarla a Dios. Considera lo que realizas e imita lo que conmemoras, y conforma tu vida con el misterio de la cruz de Cristo"